lunes, 22 de agosto de 2011

Federico García Lorca - Dramaturgia lorquiana


El universo lorquiano se define por un palpable sistematismo: la poesía, el drama y la prosa se alimentan de obsesiones -amor, deseo, esterilidad- y de claves estilísticas constantes, como son determinados símbolos como:
  • La luna: es el símbolo más frecuente. Su significación más frecuente es la de muerte, pero también puede simbolizar el erotismo o la belleza.
  • El agua: cuando corre, es símbolo de vitalidad. Cuando está estancada, representa la muerte.
  • La sangre: representa la vida y, derramada, es la muerte.
  • El caballo (y su jinete): porta siempre valores de muerte, aunque también representa el erotismo masculino.
  • Los metales: aparecen bajo la forma de armas blancas, que conllevan siempre tragedia.
Es un teatro poético, en el sentido de que gira en torno a símbolos presenta un realismo trascendido, esto es, que a través de la descripción y puesta en escena de actividades cotidianas reales se intuye un trasfondo de profunda trascendencia, de crítica y cuestionamiento de los valores sociales del momento.

Exponemos aquí cuatro de las grandes obras teatrales de Federico García Lorca.


Bodas de sangre (1933)
El argumento principal de la obra es la futura boda que unirá a los novios. Pero la tragedia está presente e impedirá que este matrimonio llegue a consumarse. La Novia, que guardaba su amor por Leonardo (su antiguo novio) en el olvido, vuelve a despertar cuando éste acude el día de su boda. Además, Leonardo, casado y con un hijo, también se da cuenta de lo mismo, de que la sigue amando. Es increíble el desenlace entre el triangulo amoroso de la novia protagonista, el novio protagonista y Leonardo.
Leonardo es el único personaje de la obra al que se le confiere un nombre propio, lo cual subraya su importancia en la trama. Más aún, mientras que al resto de los personajes ven su rol definido, o hasta cierto punto limitado, por el nombre que llevan, al darle un nombre propio a este personaje, García Lorca se ve libre de desarrollarlo más plenamente y hacerlo un personaje menos estereotipado. 

Yerma (1934)
Yerma es una campesina frustrada por no poder engendrar hijos con su marido. Su esposo, no puede ni quiere engendrar hijos. El hecho de que Yerma mate a su marido, por impotencia, hace oficial su realidad y su tragedia. Sus convicciones morales no le permitían tener hijos con otro hombre que no fuera Juan, mientras éste viviera. Irónicamente, la acción de Yerma es una respuesta radical y tradicionalista al mismo tiempo.
Se trata pues de una crítica a las presiones relacionadas con la maternidad y la feminidad todavía presentes en la sociedad actual: no acabas de ser una mujer completa hasta que no eres madre, la mujer nacida para formar una familia y además de deber hacerlo debe desear hacerlo. 

Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (1935)
Una pareja de novios ha de separarse por cuestiones de trabajo por parte del novio, pero antes de separarse se prometen amor eterno a pesar de la distancia que ha de separarles y el tiempo que deben estar sin verse. El tiempo pasa, pero Rosita sigue esperándole, ya que periódicamente va recibiendo las cartas de amor que éste le manda. Un día recibe una carta donde le propone en matrimonio, pero a través de unos poderes que él le mandará, sin estar él presente. Esa carta nunca llega y él cada vez muestra menos interés por las cartas que recibe de Rosita. Su amado finalmente le remite una, donde le indica que se ha casado con otra mujer de allí. Rosita, ante esta circunstancia no vuelve a creer en el amor y envejece sin que ningún otro hombre pase por su vida, ya que ella no puede olvidarse de su amado…Convirtiéndose así en lo que en España se ha llamado “la solterona”. 

La casa de Bernarda Alba (1936): para muchos su obra maestra.
Tras la muerte de su segundo marido,  Bernarda Alba decide recluirse y guardar rigurosísimo luto, tanto ella como sus cinco hijas. El luto es roto por la llegada de Pepe el Romano, que pretende a la mayor, Angustias.
La obra comienza con la entrada de las sirvientas hablando del despotismo de Bernarda y con la llegada inmediata de esta, confirmando su riguroso trato a ellas y sus hijas, e imponiendo silencio. Cuando la hija mayor hereda una fortuna grande que atrae a un pretendiente (Pepe el Romano), celos y pasiones se desatan en la casa, desembocando en un final trágico con la muerte de la más joven, Adela, quien no quiere someterse a la voluntad de su madre. Bernarda finaliza la obra diciendo que su hija ha muerto virgen, así mostrando su preocupación social, la cual es más importante que la muerte de su hija.
 

Margarita Xirgu: la foto más famosa

Una jovencísima Margaria Xirgu

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